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Reflexiones sueltas sobre lucha intergeneracional y traducción


Madrid es prácticamente la única ciudad del mundo donde sales de noche y te encuentras con personas de todas las edades. Caminando por la Plaza Santa Ana un viernes en la noche, escuché a una señora sexagenaria decirle a una amiga: «Es que yo no puedo aguantar una semana sin salir». En el resto del mundo, tener 30 años es ser demasiado viejo para disfrutar de la vida nocturna.

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¿Dije que en Madrid salen todas las edades? Cuando te fijas con más cuidado, observas que la gente joven que sale de noche por Madrid está integrada principalmente por turistas jóvenes de otros países disfrutando de experimentos químicos, alcohólicos y sexuales. Los jóvenes españoles son menos omnipresentes. Uno de los pocos que he visto estaba sentado en esa plaza que baja por la calle Hortaleza desde el punto donde Sagasta y Génova se encuentran. Tenía un recipiente de dos litros de Coca-Cola y una botella de licor cubierta con una bolsa de papel. Obviamente, estaba esperando a sus amigos para armar el botellón. En sus ojos había rabia pura. Creo que pensó que mi mirada era de desaprobación o que yo era un policía, pero era mera curiosidad antropológica.

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¿Qué tan cabreado estaría yo si tuviera veinte años y estudiara traducción e interpretación? No sé. Pero sospecho que bastante.

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Un profesor inglés que trabaja en una universidad de Barcelona les dice a sus alumnos que todos terminarán siendo poseditores, les guste o no. La pequeñez liliputiense de este enfoque sobre el mercado laboral me haría arrancarme los ojos.

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Una dueña de una agencia del Medio Oeste norteamericano dicta clases en una universidad local y machaca continuamente a sus estudiantes que no pueden aspirar a ganar demasiado dinero. Recalca que trabajar con clientes directos es difícil. Añade que cuando ella descubre que un cliente potencial trabaja con un autónomo, ella le pide al cliente que le envíe muestras de las traducciones, las analiza y le devuelve versiones corregidas donde indica los «errores» del autónomo. Yo opino que en el mundo de la traducción, donde el sobrecorrector tuerto es el rey, no es difícil condenar como errores cuestiones que son de criterio individual o estilístico. En lugar de enseñar a estudiantes cómo aplicar estrategias para aumentar su ingreso, su prédica es: «No esperen demasiado, que la cosa está color de hormiga». Yo respondí haciendo comentarios irónicos sobre su abuso de una figura en inglés  llamada «comma splice». El comentario se quedó sin publicar. Otros traductores criticaron el tono general de la pieza. Igual suerte corrieron sus comentarios. Otros fueron editados cuidadosamente.

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Llego a los cuarenta años y compruebo con sorpresa de que me alegro de no tener veinte. Todo es más fácil para la gente mayor. Conseguir trabajo. Conseguir hipoteca. Trabajo menos que alguien más joven y gano más. Y un largo etcétera. En el Reino Unido, un parlamentario conservador escribió un libro donde especula que la lucha de clases ha sido reemplazada por la lucha intergeneracional. Las generaciones nacidas entre 1940 y 1980 disfrutaron de la larga bonanza económica de la posguerra y a la gente joven ahora le toca lidiar con la ruptura de las sucesivas burbujas provocadas por medio siglo de consumo desenfrenado. El capital ahora está en manos de la gente mayor y la gente joven solo posee su mano de obra, que está sometida al duro racionamiento forzado por la escasez de empleo.

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Dentro de ese esquema, los sesentones son la burguesía, los cuarentones somos la clase media y los veinteañeros el proletariado oprimido en ebullición. Si efectivamente la juventud es la vanguardia de la revolución, no es precisamente sabio invitar a los jóvenes a que se atiborren de tarta, a la María Antonieta.

Acerca de Miguel Llorens

Soy un traductor financiero autónomo especializado en documentos financieros, renta variable, renta fija e informes anuales. He trabajado como traductor de plantilla para Goldman Sachs, RGFT (ahora CLS Communications), H.B.O. y el Open Source Center. Para conocer más sobre mis servicios, visite traductor-financiero.com. También estoy en Twitter y LinkedIn.